¿Estás pensando en construir una vivienda? ¿Quizá te has planteado reformar tu casa? ¿Sencillamente te interesa el mundo de la construcción y de sus innovaciones? Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, entonces te interesará aprender acerca del estándar Passivhaus. Es probable que lo hayas oído nombrar alguna vez, dado que, desde que nació, no ha dejado de ir cobrando cada vez mayor relevancia.
¿Qué es exactamente el estándar Passivhaus?
Un estándar de construcción de viviendas se puede definir como un conjunto de formas y modos de construcción, de materiales y sistemas de instalación y de objetivos y medios generales destinados a dirigir la manera en la que se edifica.
Es decir, ante la inmensa mayoría de modos que actualmente existen para levantar una edificación, sea esta del tipo que sea, los estándares dan unas directrices principales acerca de cómo hacerlo. Normalmente, cada estándar persigue una finalidad concreta o varias a la vez, entre las que destacan la seguridad, la comodidad, la sostenibilidad o la economía.
Pues bien, Passivhaus es uno de estos estándares para la construcción de viviendas denominadas, precisamente, passive house o casas pasivas. Si hubiera que definirlo en pocas palabras, entonces te diríamos que se trata del conjunto de modos y formas de construcción dirigidos a dar lugar a domicilios con un alto aislamiento térmico, un estricto control de todas las clases de filtraciones existentes y la aplicación de medios destinados a mantener una buena calidad del aire interior. Igualmente, busca aprovechar en la medida de lo posible la energía solar para la climatización.
En general, cuando se lleva a cabo su comparación con construcciones convencionales, se observa un ahorro total de hasta un 70 % en energía, favoreciendo su sostenibilidad y ecología. El respeto al medio ambiente y el ahorro económico son, de hecho, las principales bazas de este estándar.
¿Cuál es su origen e historia?
El origen de este estándar se encuentra, como ha ocurrido con muchas otras buenas ideas a lo largo de la historia, en una conversación. Así, el profesor de la Universidad de Lund (Suecia) Bo Adamson, y el profesor del Instituto d e Vivienda y Medio Ambiente de Alemania, Wolfgang Feist, se encontraban, en mayo del 1988, conversando acerca del futuro de las construcciones.
Llegaron a la conclusión de que el principal problema de las edificaciones actuales era su mala gestión energética. Se precisa de una gran cantidad de energía para controlar la calidad interior del aire y la temperatura, al tiempo que el aislamiento era de muy baja calidad. Así, comenzaron a realizar cálculos que les llevaron a considerar que el margen de mejora y optimización era muy alto. Para sus investigaciones, solicitaron fondos del estado alemán de Hesse.
Fue de este modo como, poco a poco, la idea de un nuevo estándar de edificación más eficiente empezó a materializarse en construcciones reales. Ya en 1990, en la ciudad alemana de Darmstadt, se construyó el primer edificio del mundo que seguía los ideales del Passivhaus. Poco después, en esa misma ciudad, se fundó en 1996 el Passivhaus-Institut, que ha servido como institución destinada a desarrollar, promocionar, extender y controlar este estándar.
Desde entonces, gracias al trabajo de muchos arquitectos, investigadores y constructores comprometidos con la nueva construcción, se han edificado miles de viviendas bajo estas directrices, la gran mayoría en Alemania y Austria. De hecho, durante la segunda mitad de los años 90, se construyeron en Stuttgart, Naumburg, Colonia, Wiesbaden y Hesse varias decenas de construcciones que presentaban un ahorro de un 90 % en la demanda de energía para calefacción.
Tales descubrimientos empujaron a la Unión Europea a promocionar la expansión del modelo, que tomó forma en el proyecto CEPHEUS. En Estados Unidos, por su parte, empezaron muy pronto, ya en 2003, a levantar edificios bajo este certificado, como el caso de Waldsee, en Minesota.
Los pilares sobre los que se asienta este estándar
Aunque, al menos al principio, la idea de las viviendas pasivas era muy difusa y abstracta (de modo que abarcaba gran cantidad de modos de edificar muy diferentes), poco a poco ha ido cogiendo una forma más o menos rígida. Es precisamente eso lo que nos permite hablar aquí de los pilares principales sobre los que se eleva este estándar:
- Un aislamiento total. A través de la utilización de espesores y de conductividades notables, se busca conseguir que la casa alcance la máxima hermeticidad. De esta manera, las condiciones exteriores afectan lo menos posible a las interiores. Evidentemente, el hecho de afrontar este aislamiento de una u otra manera depende, en gran medida, de la localización de la edificación.
- Ventanas y puertas de calidad. Estas partes de la vivienda son puntos críticos en lo que se refiere a este modelo, pues su colocación, ubicación, prestaciones y calidades se tienen muy en cuenta para favorecer el referido aislamiento.
- Ausencia de puentes térmicos. En la línea de lo comentado hasta este punto, se busca que los puentes térmicos fríos y calientes entre la calle y el interior de las habitaciones sean nulos o, al menos, tengan la menor intensidad posible.
- Un aprovechamiento de la energía solar. Particularmente del calor que proveen los rayos solares, para que de ellos se pueda sacar el calor para climatizar el interior de la casa.
- El cuidado de la calidad del aire interior. Tanto mediante sistemas de ventilación mecánica con buena filtración como mediante la garantía de una hermeticidad del aire.
- Reducción de las filtraciones. Lo que incluye la exclusión de la contaminación, de los olores y, desde un punto de vista general, de toda clase de partículas que puedan provenir del exterior de la construcción.
¿Qué beneficios presentan las casas pasivas frente al estándar habitual?
Los beneficios de las casas pasivas son muchos. Todos ellos se derivan tanto de la idea original de los dos profesores universitarios antes referidos como del modo concreto en el que se han desarrollado los pilares arriba comentados.
De esta forma, de entre todas las ventajas, podemos destacarte las siguientes:
- Ahorro de hasta el 75 % de energía y sostenibilidad medioambiental.
Gracias a la enorme insistencia que se pone sobre el aislamiento térmico, el ambiente interior de la vivienda no se ve demasiado influido por las condiciones meteorológicas de fuera, de manera que controlar la temperatura es extraordinariamente fácil.
En invierno no entra el frío y en verano no se filtra el calor, de modo que la temperatura y la humedad de dentro se mantienen estables mes tras mes, generando un microclima con consumo casi nulo de energía.
- Casa a prueba de contaminación y olores exteriores.
Dado que, de manera voluntaria, se busca conseguir que las filtraciones sean las mínimas posibles, el aire y la ventilación de dentro son herméticos, y el contacto con el exterior solo se lleva a cabo con mecanismos purificadores.
Es así cómo las partículas flotantes de la contaminación y de los olores exteriores no llegan a acceder al interior de la construcción, y se evitan todas sus consecuencias negativas. El principal beneficio es que el aire de dentro de la casa es totalmente saludable.
- Alta calidad de la carpintería en ventanas y puertas.
En el contexto de este estándar, se suele considerar que la carpintería es el elemento constructivo más débil del edificio desde el punto de vista de la conservación adecuada de la energía. Por ese motivo, cuando una vivienda se levanta siguiendo las directrices de este plan, se hace uso de ventanas de doble o triple cristal con gas noble en su interior. Igualmente, toda la carpintería se diseña y escoge en función a sus altas prestaciones térmicas.
En todo caso, hay que tener en mente que, en estas viviendas, gracias a la constante renovación del aire, ni siquiera es relevante tener que abrir las ventanas a cada momento.
- Mejora de la calidad del aire y, por tanto, de la salud.
Más arriba se ha hecho referencia a la ventilación mecánica. Igualmente, se ha hablado de la eliminación de partículas. Pues bien, todo ello recae en la enorme ventaja de respirar, dentro de casa, un aire renovado, plenamente limpio, refrescado durante el verano y precalentado durante el invierno. La comodidad se da la mano, por tanto, con la salud.
- Confort total en cualquier época del año.
La estanqueidad de la envolvente es total en estas construcciones. El flujo de aire sigue recorridos previamente planteados, la vivienda es hermética y, además, el consumo energético es sostenible. Pero ¿se trata de viviendas cómodas? En efecto, sí lo son, pues se trata de una arquitectura humana, dirigida a la ergonomía y el confort.
El caso concreto del clima mediterráneo
Como norma general, toda casa pasiva tiene, por definición, un consumo muy bajo de energía de calefacción y refrigeración. Esto es así en todas las partes del mundo, independientemente de su clima, meteorología o situación geográfica. Su nivel de aislamiento es tan alto que las Passivhaus, podrían llegar a considerarse casas ecológicas, si no fuera por que algunos de sus componentes no son totalmente naturales.
Sin embargo, es cierto que el clima mediterráneo plantea ciertas ventajas que hacen particularmente asequible alcanzar los objetivos propios del estándar que aquí comentamos. Básicamente, estamos refiriendo a sus veranos e inviernos suaves y a sus precipitaciones no demasiado fuertes.
Así, de hecho, la definición del programa europeo de investigación Passive-on, establece los siguientes estándares especiales a las casas pasivas de clima mediterráneo:
- Máxima demanda de energía útil destinada a la refrigeración, 15 kWh/m²año.
- Demanda máxima de energía útil destinada a la calefacción, 15 kWh/m²año.
- Máximo en el consumo de energía primaria destinada a la calefacción, agua caliente sanitaria, electricidad y refrigeración de 60 kWh/m²año.
- La envolvente de la construcción ha de tener una estanqueidad que sea menor o igual de 0,6 volúmenes/h (todo ello llevando a cabo las mediciones con una presión controlada de 50 Pascales).
Como tal, sirven para que te hagas una idea de cómo se traduce al plano práctico todo lo que te hemos estado comentando hasta este momento.
¿Cuál es la situación de la passiv house en España?
Si bien, tal y como se ha estado comentando, el proyecto passiv house nació en Europa Central (fundamentalmente en Alemania y Austria), lo cierto es que se ha extendido mucho. No solo por el Viejo Continente, sino también por América, Asia y África.
En esta progresiva expansión, ha tenido un papel particularmente importante España. Ya hace más de 14 años, en 2008, se dio lugar a la creación de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP). Consiste en una asociación que, sin ánimo de lucro, trata de promover al máximo los edificios pasivos en este país. Forma parte de la Internacional Passive House Association, así como de EuroPHit.
Además, en 2016 se creó el Consorcio Passivhaus, otra nueva asociación carente de ánimo de lucro pero centrada en la construcción del futuro, con un consumo casi nulo, con balance neto o positivo y con el máximo respeto a la ciudad y a sus habitantes.
Haciendo un repaso por la historia de auténticos edificios levantados bajo este estándar en España, es necesario hablar de la famosa vivienda Assyce-Ecoholística, localizada en Moraleda de Zafayona, provincia de Granada, pues se trata del primero del país, edificado en 2009.
Además, curiosamente, España es el país que cuenta con el rascacielos Passivhaus más alto de todo el planeta. Se trata de la Torre Bolueta, localizada en Bilbao. Aunque comenzó a edificarse en 2015, su construcción finalizó ya en 2018, y cuenta con una altura total de 88 metros.
Por otro lado, en 2016 se elevó la primera vivienda con Certificado Oficial Passivhaus Plus, localizada en Madrid, que suma a todo lo dicho en este artículo el hecho de tener una producción energética garantizada y autónoma fruto de un sistema de placas fotovoltaicas.
La cosa no acaba aquí. España, de nuevo, es pionera en este ámbito, pues cuenta con la primera construcción de un establecimiento geriátrico-hospitalario plenamente certificado según el estándar aquí expuesto. Se encuentra en Camarzana de Tera, provincia de Zamora, y se acabó de levantar el pasado año 2019. Igualmente, también en este país se encuentra el segundo colegio de obra nueva del mundo que ha conseguido ser calificado como plenamente pasivo: el Colegio Internacional Brains.
Muchos proyectos realizados y muchos todavía por hacer
Lo comentado más arriba con respecto a los proyectos que ya se han llevado a cabo en materia de viviendas pasivas en España puede dar la sensación de que ya es una tendencia plenamente extendida y arraigada en el país. Desgraciadamente, esto no es así.
La realidad es que se encuentra, por decirlo de alguna manera, en pañales. Todavía más del 99 % de las viviendas de nuevas construcción que se levantan en este país no siguen las referidas directrices, por lo que no tienden a la sostenibilidad y al ahorro energético a corto, medio y largo plazo.
En esta línea, tienes que comprender lo dicho como una invitación a seguir caminando en esta dirección, con tal de conseguir una arquitectura respetuosa, sostenible y de calidad.
La relación entre las casas pasivas y las construcciones ECCN
En estrecha relación con el concepto de la casa pasiva se encuentra el del ECCN (edificio con consumo casi nulo). Nos referimos a una figura jurídica introducida en el Código Técnico de la Edificación en diciembre de 2019, tras la aprobación del Real Decreto 732/2019, destinado a modificarlo.
Se trata de un estándar que va en la línea de lo establecido en la Directiva Europea 2010/31/EU, que pretende exigir que todos los edificios de nueva construcción cumplan con unos requisitos mínimos de sostenibilidad relacionados con el aislamiento y la optimización energética.
Aunque el ECCN no incluye exactamente las mismas exigencias (y, sobre todo, con la misma dureza) que el Certificado Passivhaus, lo cierto es que se aproxima bastante.
El futuro de la casa pasiva
Precisamente, el ECCN te debe llamar la atención con respecto a cuál será el futuro de la arquitectura y la urbanización en Europa. Al fin y al cabo, se trata de una incorporación jurídica, es decir, normativa y obligatoria, de un estándar de construcción basado en el buen aislamiento y el ahorro energético.
Por lo tanto, es una pista que pone de manifiesto que, muy probablemente, dentro de pocos años veremos cómo las viviendas pasivas se convierten en un modo de edificación plenamente obligatorio. Con ello, alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, optimización energética y ahorro serán cada vez más realistas.
Las conclusiones de todo esto: la acumulación del ahorro
En definitiva, ya has podido conocer en profundidad en qué consiste este estándar de construcción de nacimiento reciente y de expansión todavía más próxima en el tiempo. En todo caso, es posible que te estés preguntando cuál es el sobrecoste que nace de construir una vivienda al estilo pasivo frente a la manera tradicional.
Pues bien, diversos estudios comparativos demuestran que construir una vivienda siguiendo este estándar es solo un 5 % más caro que siguiendo medios tradicionales. Es decir, una casa de 200 000 euros pasaría a costar 210 000.
Sin embargo, lo dicho no has de verlo como un mero gasto, sino como una inversión. Recuerda que este tipo de edificación permite un ahorro medio del 80 % en materia energética. Es decir, si en el referido hogar pasivo de 210 000 euros se gastaran 800 euros anuales en climatización de la tienda, gracias al aislamiento instalado se ahorra hasta 640 euros. Poniéndolo en perspectiva, en 25 años el ahorro acumulado es de 16 000 euros, 6 000 más que los 10 000 que ha costado adaptar la construcción al estándar pasivo. Esa familia ha ganado dinero.
Dicho de otra manera, edificar siguiendo el estándar Passivhaus no ha de ser visto nunca como un gasto, sino como una auténtica inversión con retorno. A todo ello se suma, además, el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad. Y tú, ¿tienes pensado apostar por el futuro implicándote en este tipo de estándares?