El planeta en el que vivimos requiere un cambio radical que garantice su propia supervivencia. Y esto es algo que necesita el esfuerzo de todos los habitantes de la Tierra. Pero… ¿Cómo podemos participar en estos cambios? Pues, con acciones que pueden realizarse cotidianamente, por ejemplo, el consumo energético que tenemos, el tipo de movilización que utilizamos, la alimentación que mantenemos o cualquier hábito en nuestro consumo.
Hoy decidimos hablarte sobre el ahorro de recursos y dinero que podemos implementar en cada una de nuestras casas. Por supuesto, son acciones que requieren cierta inversión razonable, pero, muy importantes de implementar. Siempre bajo criterios de la bioarquitectura y bioconstrucción. Por ejemplo, el uso de material biocompatible, es decir, saludables para nosotros, materiales que producen el mínimo impacto sobre la naturaleza, respetuosos con el medio ambiente.
Cuál es el consumo que generamos
Actualmente, el consumo energético dentro del segmento residencial representa un porcentaje bastante grande con el 30% del total. Al año, una vivienda de España tiene un consumo promedio de 9.922 kWh, una cifra que equivale a unas 0,85 toneladas en petróleo. Claro, todos no llegamos a consumir lo mismo. Tenemos que las viviendas de tipo unifamiliar pueden hasta duplicar su consumo energético llegando a los 15.513 kWn, mientras que las viviendas en bloques pueden consumir unos 7.544 kWh.
Como se nota, los consumos son elevados. Y, aunque, para los momentos actuales no representa problema porque pueden ser atendidos, realmente están poniendo en riesgo la posibilidad de abastecer las necesidades energéticas en el futuro.
Construimos edificaciones que consumen muchísima energía para lograr cubrir cada uno de nuestros requerimientos. Son edificaciones con diseños poco ahorrativos, construidas con materiales que no son los más adecuados. Muchos de esos materiales dejan un enorme impacto negativo en el ambiente, incluso pueden llegar a ser tóxicos.
Cómo revertir el enorme consumo energético
Para revertir el enorme consumo energético que hemos venido teniendo en nuestras edificaciones, es imperioso realizar 3 acciones. ¿Cuáles son? Pues, se debe ahorrar, luego ahorrar y finalmente volver a ahorrar. Sí, como lo lees, y no estamos bromeando. Pues, rehabilitar una vivienda unifamiliar, una casa adosada o un edificio, siempre trae, ya sea a largo o mediano plazo, enormes beneficios. Beneficios que se evidencian tanto en la salud como en la economía de la comunidad y el planeta entero. Entonces, ahorramos en la salud, ahorramos los recursos y ahorramos en dinero.
Nuevas construcciones de edificios
Se necesita desarrollar proyectos en los que las edificaciones sean de un nulo o casi nulo consumo energético. Una de las tantas formas de lograrlos es diseñar la edificación bajo criterios de la bioclimatología. Así, puede conseguirse un 65% en ahorro de energía, teniendo un aumento del coste de solo 17%. Las edificaciones también deben dotarse de autosuficientes sistemas energéticos de tipo fotovoltaicos o colectores ACS.
Edificaciones existentes
Al aplicar buenos criterios para la rehabilitación de las edificaciones existentes, fácilmente puede lograrse un ahorro superior a un 50%. Para esto, puede dotarse a la edificación de forro para la fachada, de sistema de aplacado con paneles conglomerados de cal y viruta de paja. También de cubiertas de tipo aisladas e inundables. Mientras que las fachadas Oeste y Sur pueden dotarse de sistemas basados en sombreado vegetal y la ventilación.
Todas estas alternativas son realmente factibles. Además, pueden conseguirse por debajo del coste que se espera. Como ejemplo, tenemos que, en un estudio ejecutado por el Ing. Ismael Caballero, la estimación del coste/persona sería de unos 20.800 euros para casas ya existentes, y unos 10.300 euros para nuevas edificaciones. La amortización económica presenta un lapso de 14 a 29 años, mientras que el ahorro energético resulta simplemente espectacular.
Por otro lado tenemos que los equipos que presenta una producción limpia cuenta con una vida útil de unos 20 a 40 años, si se trata de producción térmica. Y los de tipo fotovoltaicos la vida útil supera los 60 años. Con ellos se logra gigantescos beneficios para el medioambiente. Así que, es totalmente absurdo no llevarlos a la practica y solucionar la actual situación.